miércoles, 27 de febrero de 2013

HEMC#59: tagliatelle de remolacha con pesto de hierbabuena


El HEMC (Hecho En Mi Cocina) fue el primer evento culinario en el que participé, hace ya un montón de años, y después de mucho tiempo sin enviar recetas este mes he decidido volver a la carga. La anfitriona de este mes es Cristina del blog Le Bon Vivant, y el tema que ha elegido me encanta: ¡la remolacha!

Hasta que tuve huerta nunca había tenido la suerte de probar las remolachas "al natural". Ahora que las plantamos en la huerta hemos descubierto que es una verdura de lo más versátil. Hemos hecho con ellas sopa, ensalada, falafel, bizcocho, un paté vegetal..... me encanta el sabor, y siempre tenemos al menos una línea de remolachas sembrada.

La idea de hacer estos tagliatelle surgió después de probar los ravioli de remolacha que hacen Antonella y su pareja y que venden en su puesto del mercado de La Recova en Santa Cruz. Hace poco que han abierto su puesto, y D. y yo nos hemos aficionado a comprarles la pasta, tanto fresca como seca, porque la que preparan es espectacular. Hacen ravioli de castaña rellenos de calabaza, tagliatelle de espelta o de gofio, pasta hecha con hierbas de Provenza..... y todo buenísimo. Si vivís por aquí acercaos a su puesto. Y por si las moscas os aseguro que no me llevo nada recomendándoles, tan sólo la satisfacción de saber que quien vaya no se va a arrepentir.


Ingredientes,
para 3 personas

1 huevo
una remolacha pequeña (75 gr) 
200 gr de sémola de trigo duro integral
un buen chorro de aceite de oliva virgen extra
un pellizco de sal
y algo de agua en caso de que la masa lo pida.

para el pesto,
un buen manojo de hierbabuena fresca
un puñado de piñones
sal y aceite de oliva virgen extra

Hervimos la remolacha, con su piel, hasta que esté tierna. La escurrimos y reservamos el agua de la cocción. Pelamos la remolacha y la trituramos junto con el huevo, una pizca de sal y un chorrito de aceite de oliva. Mezclamos el puré resultante con la sémola de trigo duro. Amasamos bien y dejamos reposar hora y media. No debe quedar ni pegajosa ni muy dura, tiene que ser elástica.
Se coge un trozo de masa, no muy grande, se aplasta dejándolo con forma alargada, y se pasa primero por la posición cero de los rodillos de la Imperia un par de veces, y luego sucesivamente por el resto hasta dejarlo con el grosor que uno quiera. Yo los tagliatelle los dejo al 5, y la masa para ravioli al 6. Luego se enharina un poco y se pasa por el cacharrito que sirve para cortar. Se cuecen cuanto antes, en el agua que reservamos de haber hervido la remolacha (para que no pierdan color), un minuto o dos, no más.

Preparamos el pesto tostando los piñones, picando la hierbabuena, y machacando todo en un mortero, con un poco de sal y aceite de oliva virgen extra.

Servimos los tagliatelle con el pesto de hierbabuena y espolvoreamos con granos de granada. 

Si queréis ver otras recetas de pasta fresca podéis hacerlo aquí, donde además hay un tutorial sobre cómo hacer pasta y ravioli que puede ser útil para quien se enfrente al reto por primera vez.


lunes, 11 de febrero de 2013

Hamburguesas vegetarianas de frijoles y calabaza {Propósitos saludables con Ventanas Verdes}


Las Ventanas Verdes nos hemos propuesto este mes convenceros de que llevar una alimentación más saludable no tiene que ser sinónimo de comida aburrida. Bueno, eso si es que hay que convenceros, ya que dudo que alguien de entre los que soporta mis chapas sea amante de la comida basura. En ese caso, estaría harto de mi y de mis rollos ¿no?

La cosa es que yo he decidido centrarme en las legumbres, esas grandes damnificadas de la dieta moderna. El consumo de legumbres en España era algo habitual hasta hace bien poco, pero a partir de los años setenta ha ido decreciendo paulatinamente. En 2002 los españoles consumimos la mitad de lo que consumíamos en los 80, y continúa descendiendo. Esto se debe a que al aumentar el poder adquisitivo del español medio tendió a sustituir las sanas legumbres, consideradas alimento de pobres, por la carne roja, que aunque tomada con moderación no tiene por qué ser poco saludable, sí que lo es si se consume en exceso. Eso añadido a que para hacer un filete basta con echarlo a la sartén mientras que cocinar legumbres requiere un mínimo de organización, ha hecho que hayamos abandonado su consumo casi por completo. Tenemos las legumbres asociadas al cocido o la fabada que preparaban durante horas nuestras madres y abuelas, platos que, aunque estén deliciosos, son complicados de hacer. Mi propósito saludable es convenceros de que las legumbres se pueden usar para preparar platos rápidos, sanos y divertidos.
Recogiendo negritos el pasado septiembre
Este verano las calabazas invadieron la huerta

¿Y por qué debemos recuperar el consumo de legumbres? Pues porque son ricas en proteínas vegetales, en fibra, minerales (magnesio, hierro) y antioxidantes. Son una fuente de proteínas sin nada de grasa, a diferencia de la carne. Algo a tener en cuenta a la hora de cocinarlas es recuperar la costumbre de ponerlas en remojo la víspera. Eso hace que se rompan los enlaces de los oligosacáridos, el compuesto que produce los gases, y que las legumbres sean más fáciles de digerir y absorbamos mejor sus nutrientes.

Y, por cierto, los que tenéis huerta animaos a sembrar legumbres para secar. Es de lo más gratificante que hay, y así os aseguráis de tener legumbres de calidad durante el resto del año. Nosotros para estas hamburguesas hemos usado los negritos asturianos que recogimos en septiembre. De media cama que sembramos recogimos varios kilos de legumbre que nos están sabiendo a gloria en los platos que estamos preparando este invierno.

La receta la he adaptado de estos patties de Sprouted Kitchen, un blog en inglés con unas recetas buenísimas. Es una receta que se puede ajustar a lo que tengáis por casa: que no hay arroz, pues echamos cuscús (las preparamos una vez así y también salieron buenísimas), que no hay frijoles, pues judías pintas, o lentejas, que no tenéis lino molido, pues no se lo ponéis (podéis poner huevo). Echadle imaginación. Además, está muy bien para recuperar sobras, ya que se pueden hacer con algo de arroz que haya sobrado de una comida y algo de legumbres que hayan quedado de otro guiso.


Ingredientes,

2 dientes de ajo (yo usé ajos asados)
1/2 taza de puré de calabaza asada, bien escurrida
2 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen
1 cucharadita de pimentón (yo usé picante, pero eso va al gusto)
3/4 de cucharadita de sal
1 cucharadita de comino molido
2 cucharadas soperas de lino molido
1 taza de arroz hervido
2 tazas de frijoles cocidos (unos 200 gr de frijoles secos, nosotros usamos los negritos de nuestra huerta)
1/3 de taza de copos de avena (se pueden hacer sin gluten sustituyendo la avena por otro cereal apto)
5-6 cucharadas soperas de harina de maíz (para dar consistencia a la mezcla)

Mezclamos los dientes de ajo con el puré de calabaza, el aceite de oliva, el pimentón, la sal, el comino y el lino molido. Trituramos todo bien. Añadimos el arroz y la mitad de los frijoles y trituramos, pero no demasiado (tiene que quedar una mezcla gruesa). Añadimos el resto de los frijoles y los copos de avena y damos sólo un golpe de batidora. Vamos añadiendo cucharadas de harina de maíz y removemos hasta tener una pasta a la que podamos dar forma con las manos, aunque sea pegajosa.
Formamos las hamburguesas y las cocinamos en una sartén con una gota de aceite, a fuego medio. No le damos la vuelta hasta que no haya cogido consistencia, pero teniendo cuidado de que no se peguen.

Nosotros nos las comimos con los panecillos de hamburguesa que publiqué hace un par de años y con bien de chutney especiado de tomates de nuestra huerta, aunque si me hubiera quedado algún bote de ketchup casero tampoco me habría importado echarle. Y las acompañamos con unos chips de zanahoria (de la huerta, como todo ;)

Como siempre, os animo a abrir el resto de Ventanas, cuyos enlaces podéis encontrar en el blog de Ventanas Verdes.